martes, 21 de febrero de 2012

(Paréntesis N° IV)

Espero que no sea demasiado tarde…
Para destruir todas esas murallas que yo misma puse a mi alrededor.
Para combatir todos mis miedos y redimir a todos aquellos a los que culpe por ponerlos ahí!
Para  salir de mi propio laberinto y hacer mi camino sin culpa por equivocarme tanto.
Para amarte sin condiciones y no pretender amoldar tu amor a mis carencias
Para dejarte libre y ofrecerte una sonrisa y mil abrazos cada vez que necesites volver a mi.
Para regalarte mis silencios y mi presencia cuando te sea indispensable sin culparte por tus ausencias por tomar lo que necesitas de la vida aunque eso te aleje de mi.
Para pulir mi amor y darte lo mejor de mi, y que no sea  necesario que me ames a cambio y que me des lo mejor de ti.
Espero que no sea demasiado tarde…
Para decirte que aunque a veces no te comprenda, ya no nos culpo por la bifurcación de nuestros caminos.
Para abrazarte con mi alma, aunque no estes cerca, para cuidarte con mi amor, aunque no me lo pidas, para desearte lo mejor, aunque no lo necesites y sobre todo, para mirarte el corazón y abrirte el mío sin esperar recompensas.
Para agradecer tu presencia en mis días porque vos me cambias, me ayudas a ser mejor, a amar más allá de las comprensiones y convenciones, a amar solo por amor.



lunes, 20 de febrero de 2012

Confesión N° XII

Ya sé que lo dije más de una vez, a vos y al mundo. Lo dije, pero a veces necesito decirlo de nuevo.
Cada vez que tus palabras llegan a mis ojos, llegan también a mi corazón, siento que me hablas a mi, aunque hayas escrito tus versos hace 15 años, cuando no me conocías, cuando no teníamos noción que hoy tus palabras me provocarían todas estas sensaciones.

Yo siento que me hablas a mi, aún entonces me hablabas a mi, aunque vos no sabias que hoy tus palabras antiguas me harían renacer y reconciliarme conmigo misma.
De tiempo en tiempo los silencios llenan nuestra distancia y nos olvidamos un poco (o hacemos como que nos olvidamos)  del encuentro explosivo que significo en nuestras vidas el cruce de nuestros ojos, el roce de nuestras manos. Porque con eso solo bastaba (y basta) para sentir que alguna vez nos pertenecimos o alguna vez nos perteneceremos, pero ciertamente no ahora.  

miércoles, 8 de febrero de 2012

Confesión N° XI

Estoy maldiciendo tus palabras...

releyendo tu libro, cada palabra me cala hondo, me perfora el vació que hay en me pecho llenándolo de aire...

No soporto que tengas el poder de entrar en lo más profundo de mi, en ese lugar donde ni siquiera yo puedo entrar, sin embargo te sigo buscando para que entres para que me provoques todas esas sensaciones que sólo vos me podes provocar, un poco de placer un poco de miedo, más lo segundo que lo primero, pero es una mezcla adictiva que me hace experimentar sentimientos que no tenía idea que existían, no conozco las palabras para describirlos, ni siquiera quiero intentar hacerlo...

Entonces vuelvo a vos, en cada una de tus palabras vuelvo a vos... a lo que no puedo disfrutar de vos y todo lo que me das a la distancia.

Yo se que estas, de una u otra forma estas, nunca lejos, aunque no pueda verte o sentirte y llegue al punto de casi olvidarme de tu anatomía.... sé que estas

Confesión N° X


Que no te intrigue saber de mí. No hay mucho de mí que no lo tengas vos.

Así dice una frase escrita por vos... pero es casi imposible ponerla en práctica...

Todo en vos me intriga, quiero traspasarte, comprenderte, con suerte conocerte, pero solo me das silencios.

Si tengo la suerte de cruzarte alguna noche de tus largas noches, alguna de esas noches en las cuales estas inquieto y andas dando vueltas por algún lugar donde pueda cruzarte, entonces en ese preciso momento tengo la grandiosa suerte de que te explayes conmigo, y yo puedo tratar de entenderte.

Pero en ese mismísimo instante, surge dentro de mi la intensa necesidad de cuidarte de querer amarte, de querer alejarte y casi arrancarte de toda tu existencia y ayudarte a volver a empezar o a terminar con todo eso que queres terminar o por lo menos es lo que creo.

Y esa misma frase, me hace una especie de cosquillas en la panza de solo pensar que hay un poco en mi de vos... pero no puedo verlo!!! Lo único que hay en mi de vos, es todo el amor que te tengo...




viernes, 27 de enero de 2012

(Parentesis N° III)
















La mente
Se pone en blanco

Los ojos se pierden
En el tiempo pasado

No hay coherencia
No hay sonidos

Sólo vos
Y yo
Y mis suspiros

Todo el tiempo
Inundada
De vos

Lo abarcas todo
Todo el aire
Que respiro
Y expiro
Vuelve a vos

No puedo
Con tu ausencia

No puedo
Con tu presencia

No te tengo
Y no puedo
Seguir sin vos.

(Paréntesis N° II)




El tiene la certeza de escapar...
yo tengo la esperanza que se quede...
El siente que mi amor no es suficiente...
yo creo que mi amor todo lo puede.

domingo, 22 de enero de 2012

Confesión N° VI

Nosotros también teníamos fecha de vencimiento.
Tengo  que aceptarlo, al final nos convertimos en aquello que prometíamos nunca seriamos.
Dos más del montón.
Somos como todos los demás. Como todos esos que no se miran, que no se escuchan, que se hablan, pero no se entienden.
Ya no existe entre nosotros el silencio apacible, ahora es un vacío incómodo.
Y aunque a veces, todavía te busque la mirada, es tan triste sentir la ausencia de tu presencia, la indiferencia en tus palabras, la falta de interés en tus preguntas y las respuestas rutinarias que salen de tu boca.
Entiendo que no quieras aceptarlo. Para vos el peor de los pecados es ser igual “al resto” , no ser especial, ser simplemente uno más. Pero lo somos,  lo que nos hacia únicos y especiales, ya no existe, se fundió con el resto.
Ya no vamos a llegar a viejos y reírnos de nosotros, de los otros. Ya no vamos a entendernos con solo mirarnos o a inventar ese mundo paralelo en donde sólo vos y yo entendíamos nuestra inventada felicidad.
Sentiste el desamor de nuestro último abrazo? Fue tan palpable, tan real, como las promesas que no vamos a cumplir.
Al final somos como el resto, al final también nuestro amor tuvo fecha de vencimiento. Aunque hayas querido resguardarlo poniendolo tan alto que ni siquiera vos pudiste alcanzarlo.
Yo ya dejé de intentarlo y ya derramé el llanto del olvido.
Cuando decidas aceptarlo  ya no voy a estar, no voy a poder ver tu tristeza de mezclarte con la multitud de mediocres que te rodea.
Yo seguiré siendo la que era antes de olvidarte.